viernes, 1 de octubre de 2010

Regresó el presidente Rafael Correa sano y salvo al Palacio de Carondelet


La noche del jueves trajo la buena nueva: la intentona golpista había sido abortada. De nada valieron los engaños de quienes operaban a su sombra, de nada valió que los fusiles traidores apuntaran al presidente y al pueblo a quienes supuestamente debían cuidar.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, salió en silla de ruedas en medio de un comando de efectivos del Grupo de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas que sí cumplieron cabalmente su cometido.

Tras un enérgico enfrentamiento con policías golpistas, y aún en medio de disparos aislados los militares auxiliaron a Correa, quien sufrió daños en su rodilla derecha recientemente operada durante su secuestro.

La historia se repite: como sucedió en Venezuela durante los sucesos de abril de 2002 el pueblo y las fuerzas leales al socialismo del siglo XXI no permitieron que les fueran arrebatadas sus conquistas.

Como de costumbre no se equivocaron Fidel, Chávez y otros líderes latinoamericanos al aseverar desde el principio de los disturbios que la intentona sería sofocada, no por gusto el Comandante en Jefe y el Gobierno Revolucionario emplazaron a la administración de Estados Unidos a condenar la tentativa de golpe o de lo contrario mostraría complicidad.

El presidente constitucional ecuatoriano, Rafael Correa, llegó la noche de la víspera sano y salvo a la sede del gobierno luego de permanecer secuestrado 12 horas, desde su balcón saludó a miles de personas que lo ovacionaron y dieron vivas a la Revolución Ciudadana.

Incuestionablemente desde ahora el Palacio de Carondelet atesora un jalón más de rica y a la vez convulsa historia: al menos ocho golpes de Estado se han reportado en Ecuador en los últimos 40 años.
Desde la propia sede del Ejecutivo Correa se dirigió a la muchedumbre y expresó su tristeza de ver como se derramó inútilmente la sangre fraternal.

Correa agradeció a la multitud, esa misma que lo defendió a mano limpia contra fusiles y bombas lacrimógenas que ratificó el origen del golpe al gritar !Lucio asesino!, en referencia al ex presidente Lucio Gutiérrez, quien se presume sea el autor intelectual, o uno de ellos, política detrás de la conspiración y el intento de Golpe de Estado.

También agradeció a su escolta personal, a los ministros que lo acompañaron, todos dispuestos a morir si fuese necesario. "Con ese valor y esa voluntad, nada ni nadie nos podrá vencer", enfatizó.
Es el mismo hombre que ofreció su pecho en los momentos cruciales demostrando que estaba dispuesto a dar la vida por defender los ideales y las conquistas logradas para su pueblo y subrayó que no habrá impunidad con quienes cometieron tales barbaridades.

El mandatario, reconoció desde Carondelet el apoyo recibido de sus colegas de todos los países de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), de la Alianza Bolivariana (ALBA) y de numerosos países del mundo.


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